Al inicio de esta asignatura, mi comprensión sobre las prácticas artísticas colaborativas era limitada y, en gran medida, estaba mediada por una visión simplificada del trabajo colectivo en el arte. Consideraba que se trataba, fundamentalmente, de proyectos realizados por varias personas, sin atender a las implicaciones políticas, éticas o metodológicas que conllevan estas prácticas. A medida que se sucedieron las actividades propuestas, esta concepción fue transformándose a partir de los referentes teóricos, el análisis de casos, la propia vivencia del trabajo en grupo o la oportunidad de debatir con compañeros y una experta.
La primera actividad ha sido el punto de partida para delimitar el concepto de arte colaborativo. A través de la definición del término y el diálogo con los debates,, comprendí que la colaboración en el arte no es únicamente una cuestión de participación conjunta, sino que implica un posicionamiento específico que afecta al rol del artista, a la autoría, a las relaciones entre los agentes y a la propia finalidad del proceso artístico. La colaboración aparece, así, no como una herramienta secundaria, sino como una estructura central que define el sentido mismo de la práctica.
La segunda actividad permitió consolidar estos aprendizajes mediante el análisis colectivo de un caso de estudio. En nuestro grupo, trabajamos sobre el proyecto “La gata perduda”, una ópera comunitaria impulsada por el Liceu de Barcelona. El estudio del proyecto evidenció el grado de complejidad que supone diseñar, implementar y sostener una práctica artística de carácter colaborativo. A través de esta actividad, pudimos identificar los diferentes agentes implicados, los recursos movilizados, las metodologías utilizadas y las estrategias de evaluación y comunicación desarrolladas. Asimismo, el análisis del caso visibilizó tensiones como la relación entre instituciones y comunidades, la sostenibilidad de las propuestas o los modos de representación adoptados. Además, cabe destacar que el trabajo en grupo fue una experiencia especialmente positiva. La colaboración con mis compañeras se desarrolló en un clima de respeto, responsabilidad compartida y compromiso, lo que facilitó una organización fluida y un intercambio de ideas muy enriquecedor. Esta vivencia no solo ha permitido una comprensión práctica del contenido, sino que también ha consolidado el aprendizaje desde una experiencia directa de cooperación.
Por su parte, la tercera actividad profundizó en el marco teórico que sustenta estas prácticas. La lectura de textos como los de Hugo Cruz, Del Río y Collados, y Claire Bishop, nos ha permitido ampliar y matizar los enfoques anteriores. En particular, me ha resutado relevante el debate en torno a la tensión entre valor estético y valor social, y a los modos de implicación del artista y del público en los proyectos. A partir de estas lecturas, podemos comprender que las prácticas artísticas colaborativas no pueden analizarse desde una única lógica, ya que responden a múltiples formas de relación, a distintos niveles de participación y a marcos institucionales y políticos diversos. La crítica de Bishop, por ejemplo, permite poner en cuestión ciertos supuestos sobre la bondad inherente de lo colaborativo y nos invita a reflexionar sobre los criterios de valoración que se aplican en estos contextos. Esta actividad creo que es clave para adquirir herramientas conceptuales que permiten situar cada proyecto en su especificidad, atendiendo tanto a su dimensión formal como a su estructura relacional.
En la cuarta actividad, el foco se trasladó a las políticas culturales y a las condiciones que posibilitan o limitan las prácticas colaborativas. El análisis de convocatorias culturales nos da la oportunidad de observar cómo estas prácticas no se desarrollan en el vacío, sino que están profundamente condicionadas por los marcos institucionales y normativos que las regulan. Estudiar convocatorias como Micelio, Cultura Resident o Arte por venir permitió identificar los objetivos, destinatarios, tiempos, recursos y modos de colaboración que cada una prioriza. Esta tarea ha sido especialmente útil para comprender cómo los marcos de financiación y apoyo afectan de manera directa a la configuración de los proyectos y a sus posibilidades de desarrollo y continuidad. A su vez redactar una propuesta adaptada a una de estas convocatorias supuso un ejercicio de síntesis y concreción, al obligar a articular una idea coherente con los criterios exigidos, pero también con una visión crítica de lo que implica hacer arte en relación con otros. ( y que me guardo en el tintero como posible puesta en práctica). Tampoco quiero pasar por alto el contar con una experta en la materia, ya que nos pone en situación real en este tipo de prácticas.
A lo largo de toda la asignatura he podido identificar un cambio progresivo en mi manera de concebir el arte colaborativo. Lo que en un inicio entendía como una práctica centrada en lo colectivo, lo comprendo ahora como un campo complejo que implica repensar el papel del arte, del artista, de los públicos y de las instituciones. He aprendido que la colaboración no garantiza por sí sola un impacto positivo, y que su efectividad depende en gran medida de los marcos metodológicos, relacionales y políticos en los que se inscribe.
Como artista, este aprendizaje me ha llevado a replantear la manera en la que entiendo mi propia práctica. Más allá de si en el futuro desarrollo proyectos colaborativos en sentido estricto, esta asignatura me ha hecho consciente de la necesidad de situar cada propuesta en un contexto determinado, de atender a las relaciones que se activan en el proceso y de considerar las condiciones materiales que lo hacen posible. La parte de la materia que más influirá en mi trabajo es aquella que se refiere a la metodología de trabajo relacional y al diseño de procesos que integren a otros agentes de forma no instrumentalizada. Me interesa seguir explorando cómo el arte puede actuar como mediador en contextos específicos, desde una lógica de co-creación y no de representación.
“El arte no es un objeto, es una estrategia para entender el mundo.”
Luis Camnitzer
A continuación os delo el video debate de La Gata Perdida, en el que el tiempo se nos hizo corto para todo lo que podríamos contar.
Debatecontribution 0en ACTIVIDAD 5. REFLEXIÓN FINAL
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